“Yo
diría que el universo pictórico del maestro
Carlos Santacruz equivale a un paraíso de colores,
en donde, al mismo tiempo, entran en juego la candidez
del tono y la magia de los contrastes, la melancolía
de los matices fríos y la agresividad de los destellos
cálidos, lo que la luz tiene en un momento dado
de amoroso y de tierno, y lo que esa luz tiene de ansiedad,
de emoción y de grito.
Por
lo menos entre los pintores de su generación resulta
sugestivo por no decir curioso – ¡o insólito!-
el caso de este artista. Y es que lo usual en nuestro
medio ha sido y es que quien principia haga su camino
desde el dibujo escueto o desde el blanco y negro hasta
el color y no desde el color hasta el blanco y negro y
hacia la línea. Por una rara coincidencia, de esas
que solo se dan de centuria en centuria, la verdad es
que se trata de un caso que no vacilaría de tratar
como “único”. Desde que Santacruz irrumpió
con sus cuadros en el ámbito nacional, se le ha
visto trabajando en función de colores, en cada
nueva exposición con mayor virtuosismo y mayor
dominio, con una más honda capacidad de sorpresa
y, naturalmente, con una progresiva riqueza expresiva.
En otras palabras, Santacruz, desde que hizo su aparición
ante el gran público, se presentó como un
pintor-pintor, sin presumir de más, pero tampoco
de menos.
Pero
si esta fidelidad al color es una de sus características
más acusadas, vale la pena señalar, paralelamente,
su iniciativa creadora, siempre en ascenso. En cada uno
de sus ciclos siempre hay una diferencia y, lo que es
más revelador como índice de su obra, siempre
hay algo nuevo. Si su pincel no descansa, su paleta ni
se repite ni se adocena. El artista sigue ardiendo, sigue
soñando y sigue construyendo. De los trigales de
ayer pasa a los rostros campesinos; de éstos a
los techos aldeanos llenos de misterio y de poesía;
de la poesá all rincón de la ciudad y al
paisaje marino y de éstos, finalmente, a los bodegones
y a las naturalezas muertas, dentro de un simbolismo hasta
ahora sin antecedentes en el acontecer de la pintura colombiana...
Es reconfortante encontrarse entre la pléyade de
los pintores colombianos de hoy, donde hay tantas figuras
de valía, a un artista que resalta por lo excepcional.
Si pintar es trabajar con el color, a un pintor-pintor
que no se parece a nadie”.
GUILLERMO PAYAN
Poeta
y escritor
ESTUDIOS
Universidad de Nariño.
Tesis de grado la pintura “Jornada Nebulosa”,
reconocida como la Mejor obra del año.
Seminarios de Arte en Colombia, España, México
y Nueva York.
EXPOSICIONES INDIVIDUALES
Ha
realizado 36 exposiciones individuales y ha participado
en varias exposiciones colectivas en Colombia y en otros
países del mundo. Representó a Colombia,
con una exposición individual, en la Feria de Arte
Internacional. Quito, Ecuador. 1997.
MURALES
“Símbolo
de Victoria”
“Bahía iluminada”, homenaje al Poeta
Guillermo Payán Arvher.Hotel Morasurco, Pasto.
“Mercado del Domingo” Centro Chía,
Cundinamarca.
“Encanto Andino”
PREMIOS
Y DISTINCIONES
1963 - Primer Premio de adquisición a la mejor
obra del año, Universidad de Nariño.
1972 - Primer Premio Corporación Nacional de Turismo.
1973 - Medalla de Oro, Gobernación de Nariño
por la obra “Victoria”.
1985 - Personaje del Año, Medalla Cívica.
1992 - Medalla de Oro, Orden al Mérito.
2004 - Medalla
de oro del centenario "Grado gran Cruz", Gobernación
de Nariño 100 años. San Juan de Pasto.
Director Fundador
Centro Cultural SANTACRUZ, donde actualmente expone su
obra.